viernes, 20 de diciembre de 2019

Vacunas comestibles

En entradas anteriores como el arroz dorado o el arroz rico en hierro hemos visto que los alimentos transgénicos pueden utilizarse para curar o paliar carencias en ciertos grupos de población. También hemos visto que hay fármacos que se obtienen de organismo transgénicos, como la insulina. Pero con los alimentos ¿se pueden evitar infecciones? 

¿Qué son las vacunas?

Esta función es propia de las vacunas. Las vacunas son capaces de ´´enseñarle`` al cuerpo cómo defenderse de los microorganismos cuando los invaden. Existen varios tipos de vacunas, pero suelen tener problemas en países en vías de desarrollo porque necesitan unas condiciones específicas para mantener la viabilidad (conservación en frío, personal cualificado para administrarlas, etc.) y muchas veces estas condiciones se pierden durante el almacenamiento o el transporte.

Alimentos transgénicos

Esta problemática se ha intentado solucionar con los alimentos transgénicos. Se ha buscado expresar en los alimentos las proteínas de los microorganismos que son capaces de activar al sistema inmune (antígenos) para que preparen las defensas ante una posible infección de estos microorganismos. Pero ante esta idea se encontró un gran problema. En el estómago y en el intestino se producen grandes cambios de pH y se encuentran proteasas (un tipo de proteínas) que son capaces de degradar estas proteínas, por lo que no llegarían a ser absorbidas y no llegarían al sistema inmune. Para solucionar el problema se dirigieron estas proteínas y se protegieron dentro de unas estructuras capaces de soportar estas condiciones.

Durante la investigación y el desarrollo, se confirmó que las plantas son capaces de producir los antígenos y que estos antígenos promueven una respuesta del sistema inmune en animales y se probaron a administrar por vía oral y por vía intravenosa. También se vio que había una activación del sistema inmune al probarlo en humanos voluntarios por ingesta.

Los mejores candidatos para este tipo de vacunas son alimentos que se coman en fresco y que tengan una gran cantidad de proteína soluble, como la lechuga, la espinaca, el plátano... Además, la cantidad de tejido vegetal que forme una dosis no debe ser muy grande, por lo que se tiene que expresar mucha proteína en el tejido.

Actualmente se han conseguido desarrollar algunas vacunas comestibles:
  • Patatas y tomates contra el cólera.
  • Patatas y lechugas contra la hepatitis B.  
  • Espinacas contra la rabia. 
  • Patatas contra la enfermedad de Newcastle.
También se ha investigado hacer varias vacunas en la planta del tabaco y del maíz.

Este tipo de cultivos permiten obtener vacunas de una manera mucho más barata y una distribución mucho más sencilla, principalmente, para los países en vías de desarrollo, todo esto lo haría más accesible a la población de manera general y favorecería que algunas enfermedades se erradiquen o disminuyan la tasa de infectados.

Anticuerpos en alimentos

Otra alternativa a las vacunas en los alimentos que se está investigando es la producción de anticuerpos en los alimentos.

Los anticuerpos o inmunoglobulinas son las proteínas que genera el propio sistema inmune para defenderse de las enfermedades. Existen varios tipos de inmunoglobulinas y cada tipo se encuentra en un lugar del cuerpo, con distinta eficacia frente a distintos patógenos.

Se ha conseguido producir un tomate transgénico que expresa un tipo de inmunoglobulinas (la IgA) que es efectiva frente a los rotavirus, que son los virus culpables de la gastroenteritis. Estos tomates se diferencian en el color, ya que debido a la elevada cantidad de antocianinas que presentan son púrpuras, de los cuales se hablará en un futuro post.

Los anticuerpos no sirven para prevenir enfermedades, pero pueden servir para tratar las infecciones cuando ya se han producido, aunque también pueden ser interesantes para tratar enfermedades crónicas.

Bibliografía:


No hay comentarios:

Publicar un comentario