martes, 3 de diciembre de 2019

Charlando con José Manuel Pérez Pérez


José Manuel Pérez Pérez estudió Biología en la Universidad de Alicante y se especializó en la rama de Biotecnología. Durante siete años (1998-2003) desarrolló su tesis doctoral en Genética vegetal bajo la dirección de los profesores José Luis Micol Molina y María Rosa Ponce Molet, simultaneando ésta con su labor como Ayudante de Universidad. Realizó una estancia postdoctoral de tres años (2003-2006) en el laboratorio del Prof. Ben Scheres (Utrecht – Holanda) con un contrato Marie Curie, donde estudió el sistema radicular de Arabidopsis thaliana. Volvió a España en 2006 y se reincorporó como investigador postdoctoral, con un contrato Juan de la Cierva, al grupo del Prof. José Luis Micol Molina.

En 2009 se incorporó a la UMH como Profesor Titular de Universidad para impartir las asignaturas de Genética en el Grado de Biotecnología. A finales de 2011, el Prof. José Manuel Pérez Pérez inició una línea de investigación en raíces adventicias y desde 2017 dirige el grupo de investigación Genética de la regeneración y desarrollo reproductivo de plantas (GRID). Desde 2019 es Catedrático de Universidad en el área de Genética. Durante todo este tiempo, ha realizado numerosas aportaciones al mundo científico, a través de artículos científicos y revisiones bibliográficas.

-Ya que nuestra intención es difundir información de los transgénicos, nos gustaría que nos diera su definición sobre los transgénicos.

Se considera transgénico (técnicamente OMG, un organismo modificado genéticamente) a cualquier producto que ha sido modificado genéticamente con la introducción, mediante ingeniería genética, de secuencias de ADN exógenas al organismo original, ya sean de hongos, plantas, microorganismos o animales.

Hay que tener en cuenta que hay transgénicos que no se etiquetan como tal: hay especies vegetales que contienen ADN de bacterias, como los boniatos. En esos casos, la introducción de ese ADN en el genoma no se ha producido por ingeniería genética, por lo que por la legislación actual no se consideran transgénicos, aunque desde el punto de vista formal sí que lo son.

Según la legislación actual no hay impedimentos para trabajar con organismos transgénicos en el laboratorio, ya que son las herramientas que se utilizan habitualmente para avanzar en el conocimiento científico.

-Primero queríamos hacerle una pregunta como investigador, ¿cuál cree que es el mayor problema en la investigación española con transgénicos?

La investigación pública persigue avanzar en el conocimiento y que haya un retorno a la sociedad de dichos avances. Este retorno implica la obtención de nuevos productos que, necesariamente, tienen que adaptarse a la normativa vigente. La normativa actual para la comercialización de productos procedentes de organismos modificados genéticamente es muy restrictiva y eso implica que muchos de los proyectos que se llevan a cabo en los laboratorios públicos utilizando transgénicos tengan sus aplicaciones limitadas. En el caso de las plantas, es más fácil obtener una planta que sea resistente a cierta plaga o cierto herbicida mediante el uso de transgénicos que utilizando métodos convencionales.

En Europa está muy controlado el uso de transgénicos en alimentación humana y esto genera problemas en la innovación de las empresas europeas. Algunas empresas de biotecnología vegetal están trasladando sus centros de I+D+I fuera de Europa, lo que implica un trasvase económico de esas empresas a terceros países que tendrán un acceso prioritario a los nuevos desarrollos industriales. En el caso de los cítricos, por ejemplo, hay una plaga a nivel mundial que merma su producción y en países como Brasil ya se están desarrollando nuevas variedades resistentes por ingeniería genética que no podrían comercializarse en Europa por la normativa actual de los OGM.

-Como profesor universitario, ¿ha notado algún cambio respecto a la opinión de sus estudiantes hacia los transgénicos?

El estudiante de biotecnología suele tener una mayor predisposición al uso de cualquier nueva tecnología en su campo. En los estudiantes de biotecnología no he notado un cambio de aceptación sobre el uso de transgénicos con el paso de los años, aunque si qué en los últimos años se ha notado que están más inmersos en conversaciones sobre los transgénicos con gente de su entorno y que forma parte de los temas de debate entre sus amistades. Donde más lo noto es en los estudiantes del Grado en Ciencias Ambientales, ya que a priori suelen tener una predisposición negativa a los transgénicos y en la asignatura de Genética que les impartía uno de los temas era La Ingeniería genética, aquí mi mayor esfuerzo era en hacerles cambiar su visión negativa de lo que es la ingeniería genética y para qué se puede utilizar la ingeniería genética fuera del uso comercial de los transgénicos, ya que mucha de la mala prensa de los transgénicos está relacionada con que hay un uso comercial de los transgénicos muy privativo, por lo que ese tipo de tecnologías quedan en manos de pocas empresas muy potentes, lo que pueden hacer pensar a la gente que el monopolio es dañino, pero eso pasa con otras empresas tecnológicas del campo de la comunicación y en esos casos no parece que el monopolio sea un problema.

-¿Qué opina de que en España y Europa no esté permitido el consumo de alimentos transgénicos mientras sí que está permitido su cultivo?

El problema con este tipo de legislación es que el sistema europeo actual no es funcional, y en este tema concreto se da libertad a los países miembros para que legislen de forma independiente. Se ha llegado a un extremo absurdo por el que en algunos países se quiere limitar el uso de las plantas transgénicas para consumo animal, a pesar de que los ganaderos obtienen un beneficio mayor en el uso de maíz transgénico. No tiene sentido prohibir el cultivo de plantas transgénicas en Europa ya que para consumo animal sí que está permitida la comercialización de estos productos. Dado que para el consumo humano es necesario el etiquetado diferencial de los productos transgénicos y éstos tienen muy mala prensa, no terminan siendo rentables para las empresas agroalimentarias.

En cuanto al maíz transgénico que se cultiva en España, que es tolerante al taladro, se cultiva en una zona endémica para la plaga del taladro y si se prohibiera el cultivo de maíz transgénico, se tendría que fumigar con insecticidas las plantaciones de maíz lo que podría provocar la contaminación de los acuíferos de la zona baja del Ebro.

En Francia se intentó prohibir el uso de piensos transgénicos y los ganaderos se rebelaron diciendo que, si eso ocurría, la carne en Francia podría aumentar su precio, pues el maíz no transgénico es mucho más caro y más escaso que el transgénico.

No tiene sentido que, en Europa, en lugar de tomar una decisión consenso, cada país haga lo que le plazca, porque al final quedamos en una situación de desventaja frente a otros países más grandes que actúan de manera coherente a sus intereses.

-El año pasado Australia y Nueva Zelanda aprobaron el consumo de arroz dorado. ¿Cree que esto servirá para abrir la puerta a los transgénicos y quitarle el miedo a la población en general?

El tema del arroz dorado lleva muchos años paralizado por las presiones internacionales de ciertos grupos ecologistas, lo que no tiene mucho sentido porque esta es una tecnología desarrollada inicialmente con fondos públicos para tratar de paliar el problema de la deficiencia nutricional en vitamina A en los países en vías de desarrollo. Las semillas del arroz dorado se ceden de manera gratuita para los países en vías de desarrollo. Aunque inicialmente no estaba previsto la comercialización de esta tecnología a los países desarrollados, las empresas que han participado en dicho proyecto tienen previsto vender las semillas de arroz dorado a países desarrollados como Australia o Nueva Zelanda, que a su vez se lo venderán a países en vías de desarrollo porque los australianos y los neozelandeses no necesitan arroz dorado dado que consumen suficiente carne, por lo que no requieren suplementos vitamínicos adicionales.

Yo creo que la idea del arroz dorado era muy buena pero la dirección que ha tomado por la presión internacional de algunas multinacionales ecologistas, la ha llevado a un camino complicado. Tampoco creo que el arroz dorado sirva para convencer a los incrédulos de la bondad de los transgénicos, de hecho, los ecologistas lo presentan como el caballo de Troya por el que las multinacionales intentar extender del uso de transgénicos en el mundo.

Ante una sociedad cada vez más globalizada y desinformada, el futuro es muy complicado, aunque creo que aún nos queda algo de esperanza en el uso de la tecnología CRISPR.

-¿Considera que la legislación actual regula de forma demasiado estricta la producción y venta de transgénicos? ¿Cree que limita futuras investigaciones por la poca rentabilidad en Europa?

Ya lo ha hecho, llevo bastantes años en el campo de la investigación básica y he visto un cambio de tendencia en los programas europeos en el tipo de proyectos que se financian; yo empecé con el boom de los transgénicos y todos los proyectos que se concedían desde Europa tenían que ver con la identificación de funciones génicas que pudiera incrementar el rendimiento vegetal en unas especies y transferirlo a otras mediante ingeniería genética. En esos mismo años se desarrolló en paralelo el movimiento antitransgénico y a partir de entonces los proyectos europeos se enfocaron a buscar genes en distintas especies vegetales para transferirlos por métodos convencionales a los cultivos. Ahora nos encontramos en un tercer escenario, por el que los gestores europeos y algunas sociedades potentes promueven una agricultura preindustrial evitando el uso de sustancia de síntesis químico o de organismos modificados genéticamente, y para aumentar el rendimiento de los cultivos se intentan aprovechar de las interacciones de las plantas entre ellas, con los microorganismos del suelo, etc. Hemos pasado de un uso racional de las tecnologías al empleo de pócimas mágicas cuyo funcionamiento desconocemos. Europa debería centrarse en la aplicación de las nuevas tecnologías de edición génica, como el CRISPR.

-Ahora le mostramos las noticias que aparecen en nuestra encuesta. Se detuvo específicamente en la noticia ¿De dónde salieron los transgénicos? En la naturaleza el intercambio de un gen específico entre diferentes especies no es posible.

Me gustaría desmentirlo porque esto es falso. Estamos rodeados de mutantes, por supuesto, y de transgénicos también, nosotros mismos nos podemos considerar transgénicos porque las secuencias Alu de nuestro genoma no son más que producto de una infección vírica muy antigua y tenemos muchas otras secuencias del ADN que proceden de otras especies. Lo mismo pasa con muchas plantas, hace varios años salió un artículo donde se demostraba que los boniatos son plantas transgénicas, ya que se han encontrado secuencias de ADN bacteriano en su genoma. También hay algún artículo reciente sobre genes de mamíferos que tienen un origen bacteriano reciente a partir de eventos de transferencia horizontal.

Algunas plantas trepadoras que crecen sobre árboles desarrollan unas estructuras de agarre en las que existe un contacto celular entre las dos especies, y se ha visto que en estas estructuras se produce intercambio de genes, lo que podría resultar en la aparición de nuevas especies si estas estructuras se propagan vegetativamente.

La naturaleza lleva haciendo lo que nosotros hacemos en el laboratorio muchos miles de años.

-¿Cree que debería primar la posibilidad al avance científico frente al alarmismo social?

La humanidad avanza gracias a los desarrollos científicos y si queremos seguir avanzando no podemos hacerlo de espaldas a la ciencia, y más cuando tenemos muchos más retos por delante que los que teníamos antes. El mundo actual es más complejo que el de hace 60 años y tenemos que abordar los problemas globales mediante el avance científico. Esa idea los científicos la tenemos muy clara, pero los políticos no lo saben (porque suele haber muy pocos científicos entre los políticos) y los poderes económicos no se han dado cuenta aún de que necesitan apoyarse en la ciencia para hacer más eficiente su producción. Solo hay que fijarse que las empresas que más han crecido son las que explotan la tecnología, ya sea en la venta por catálogo, en la comunicación o con el tema de la edición digital. De momento, España es la huerta de Europa, pero deberíamos preguntarnos ¿durante cuánto tiempo va a seguir siéndolo? Algunas grandes empresas de agrobiotecnología que se habían establecido en nuestro país ya se están planteando trasladarse a otros países debido a la pérdida de los rendimientos y a los problemas asociados con el cambio climático. En algunas zonas de España se está haciendo un mal uso de los recursos, se están agotando los acuíferos, se está contaminando el suelo y hay un agotamiento genético de las variedades utilizadas.

-Desde que Mojica fue propuesto para el Premio Nobel debido a su investigación con CRISPR, ¿ha notado usted algún cambio en la percepción social?

El caso de Mojica es un caso que ejemplifica bien lo que ocurre con la ciencia en España. Mojica ha sido durante muchos años una persona muy centrada en su tema de investigación, una investigación muy concreta y, en principio, con poca aplicabilidad práctica. Ha sido ninguneado por todos (sus colegas, su universidad, el ministerio, …), nadie ha tenido en cuenta que lo que él estaba haciendo en su pequeño laboratorio podía tener un interés global. Es un ejemplo de lo que pasa con los científicos en España, que muchos seguimos siendo científicos a pesar de nuestras circunstancias, a pesar de que todo lo que nos rodea nos dice: Déjalo porque a nadie le interesa lo que haces. Mojica ha seguido con su línea de investigación a pesar de todo y salió de su anonimato cuando un científico muy renombrado en España (Lluis Montoliu) le propone como candidato al premio Nobel en un artículo de opinión en la mejor revista del mundo. A partir de entonces empezaron a lloverle premios y reconocimientos. En España somos bastante hipócritas ya que no apoyamos a nuestros científicos y cuando consiguen algún avance importante con la sola ayuda de su esfuerzo y su constancia, el sistema entero se los atribuye como propios: su Universidad quiere que le den el Nobel, España quiere que le den el Nobel, a pesar de que durante muchos años le han estado negando espacio, proyectos, personal, …

En el tema del CRISPR, que Mojica consiga el Nobel para España no creo que cambie la percepción de la sociedad a corto plazo. La percepción cambiará por las aplicaciones que van a derivar del CRISPR. Sin embargo, los políticos europeos han equiparado el CRISPR a transgénicos, lo que repercutirá muy negativamente en la aplicación de esta nueva tecnología tanto en plantas como en medicina.

Creo que a medio plazo la legislación europea para el uso del CRISPR va a cambiar porque hay presiones de grupos de investigación muy potentes en ese sentido. Ahí es cuando podremos hablar de una revolución, porque el CRISPR va a permitir hacer cosas que con los transgénicos no era posible, ya se están haciendo en otras regiones del mundo. Espero que pronto cambie la legislación y nos permita aprovechar esa tecnología en beneficio de todos.

-¿Podría describir en qué consiste la técnica de CRISPR para las personas inexpertas en la materia?

El CRISPR es lo más parecido a tener un típex con el que uno puede ir a una región del genoma que contenga algún error, borrarlo y escribir ahora la secuencia correcta. CRISPR permite editar cualquier característica controlada por los genes en cualquier especie. En muchos casos, ya tenemos el conocimiento suficiente para saber qué parte del genoma define cada una de las características, por lo que podemos ir a esa parte del genoma y modificarla a voluntad. El CRISPR permite corregir los errores que causan muchas enfermedades genéticas. En plantas por ejemplo, podemos ir a genes concretos y modificarlos para hacer que éstas desarrollen resistencia a plagas, tolerancia a la salinidad, a los cambios bruscos de temperatura, a la sequía, …, todo hasta lo que ahora costaba mucho tiempo y muchos recursos, ahora se puede hacer más rápido, más barato y de manera más precisa con CRISPR.

-¿Cree que el método CRISPR podría sustituir completamente a los métodos clásicos de creación de transgénicos?

Sí, ya lo está haciendo. No conozco ningún laboratorio que habiendo trabajado habitualmente con transformación genética no haya probado CRISPR y se haya dado cuenta de que es más rápido, más barato y más eficiente. La mayoría de gente que lo ha probado, le ha funcionado. Con seguridad va a descartar el uso de la tecnología transgénica convencional porque es mucho más eficiente. Cuando yo empecé mi tesis doctoral, los investigadores estaban buscando un método que permitiera editar genes, sustituir un gen dañado por otro o cambiar un gen por otro y han tenido que pasar 25 años para que esto se haga realidad con el CRISPR.

-CRISPR se está utilizando en animales y vegetales, ¿cree que también debería usarse en humanos? Como para eliminar enfermedades en embriones preimplantacionales.

Ya se han hecho algunos ensayos con células humanas. Hay un libro muy ilustrativo de Lluis Montoliu, Editando genes, recorta, pega y colorea, en el que muestra algunos ejemplos en los que se utiliza CRISPR para corregir errores genéticos en modelos animales de enfermedades humanas. En algunos tipos de leucemia, el tratamiento habitual consiste en extraer el plasma sanguíneo para eliminar las células dañadas, pero hay que hacerlo de forma periódica, lo que complica (y encarece) los tratamientos. En el futuro se podrán editar esas células con CRISPR mediante un fármaco dirigido únicamente a las células dañadas. En ensayos de laboratorio se ha demostrado que el CRISPR es muy efectivo ya que no hace falta cambiar muchas células para que se restaure la función dañada. Si una mutación genética afecta a la función de un órgano concreto, se podría coger una biopsia del órgano, editar algunas células mediante CRISPR y reimplantarlas. Esto se está haciendo ya con modelos animales y funciona, por lo que en 4-5 años lo veremos en ensayos clínicos en humanos y dentro de 10 lo podríamos ver ya en los hospitales.

-¿Sabe si se está planteando algún cultivo para ser el próximo candidatos en ser mejorados con CRISPR?

Todos los cultivos en los que se han probado el CRISPR funcionan muy bien. En tomate hay decenas de experimentos con CRISPR y todos han funcionado. Sin embargo, las empresas europeas no se deciden a apostar por esta tecnología debido a la incertidumbre en la legislación del CRISPR. Tan pronto como se levante el veto al uso del CRISPR, se decantarán por esta tecnología.

-¿Cuál cree que será el futuro de CRISPR? ¿Más vinculado a la biotecnología roja o a la agroalimentaria? ¿Avanzará o será limitado por regulaciones futuras o ya existentes?

Yo creo que los políticos europeos han cometido un error con esta tecnología, se han dado cuenta de ello y espero que intenten corregirlo. La legislación del uso del CRISPR cambiará cuando sea imprescindible el uso de esta tecnología en salud humana y eso no tardará mucho. Cuando el CRISPR se autorice para la edición genética en medicina, no debería haber ningún impedimento para poder usarlo también en plantas. Algunas sociedades científicas europeas y los grandes centros de investigación de la Biología Vegetal en Europa ya se han posicionado con respecto al uso de estas nuevas tecnologías. Hay casos que además son muy curiosos, un científico forestal muy reputado en su campo ha decidido divulgar la tecnología CRISPR por Europa: ha convencido a algunos restaurantes con estrellas Michelín para que incluyan verduras editadas con CRISPR en sus menús, y parece que está teniendo mucho éxito…

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